LA PRESENTACIÓN FUE UN ÉXITO

A continuación os plasmamos algunas fotografías tomadas el día de la presentación que se llevó a cabo el pasado 26 de Junio en la Librería Lemus.

Que las disfrutéis:

 

LA CONTRAPORTADA

Paquita Fernández nació en Santa Cruz de Tenerife y cursó sus estudios de Peritaje Mercantil, en la Escuela Profesional de Comercio. Estuvo muchos años ausente de su tierra, compartiendo esos años entre Caracas, Madrid y Barcelona. La vuelta definitiva a Tenerife le dio la oportunidad de poner en práctica una vocación lejana: la de escribir. Ha sido merecedora de varios premios en Narrativa y Poesía, concedidos por el Cabildo de Tenerife, el Ayuntamiento y el Círculo de Amistad XII de Enero. Ha colaborado en la revista Entrelíneas del taller literario dirigido por el escritor peruano Jorge Eduardo Benavides, y en Cuentos de verano del diario La Opinión.
Ha publicado el libro de relatos Soñando al alba y las novelas: Silencios rotos, Al otro lado de la mesa y En mitad de la noche. Coautora en el libro de relatos Ellas cuentan y el libro de poemas El vals de la vida.

Un amor contrariado en su adolescencia, sigue apareciendo en los sueños de Yurena amargando sus noches, cuando ya la vida hace mucho tiempo que la ha recompensado con creces. Obsesionada, sin embargo, por las reapariciones de aquel hombre que tanto la hizo llorar, decide un día ir en su busca y enfrentarse a él después de veinte años.

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CONOCE A LA AUTORA

Paquita Fernández comenzó a poner en práctica su vocación de siempre en el año 1997. Recién llegada a su tierra con una jubilación anticipada y mucho tiempo disponible, empezó a presentarse a concursos de relatos cortos, donde alcanzó en ese mismo año, el primer premio de redacción concedido por el Cabildo de Tenerife. En 1998, gana el primero en poesía, y así hasta 2005, sigue siendo galardonada por esa entidad casi cada año, hasta que, inmersa ya en una escritura más amplia y comprometida, deja de presentarse. Pero además de estos premios, recibe en 2002, el segundo premio del Ayuntamiento de Santa Cruz, en el certamen de relatos breves «Mujeres», y ese mismo año el primer premio en «Cartas de amor», del Círculo de Amistad XII de Enero»
También en 2002, la editorial Baile del Sol le publica un libro de 31 relatos prologado por el eminente Catedrático de Lingüística Dr. Ramón Trujillo, que elogia la escritura de Paquita Fernández con frases como: Originalísima escritora. Personalidad brillante. Inteligente, atrevida…Con una clara voluntad de estilo, en lo que dice y en lo que se calla para mantener la intensidad del clímax… Estos conceptos que la autora no cree merecer, la estimulan sin embargo para seguir escribiendo, y así se embarca en la aventura de su primera novela. Una autobiografía novelada que publica en 2006, Ediciones Idea. En «Silencios rotos», Paquita desvela en flashback, los momentos felices y también azarosos de su vida, Y lo hace con una sinceridad que conmueve a sus lectores.
En su segunda novela «Al otro lado de la mesa» (2008), todo es ficción, menos un episodio luctuoso basado en un hecho real, que da un giro a la vida de sus protagonistas.
En el año 2009, surge, de una tertulia literaria, la idea de escribir un libro de cuentos compartidos. La idea se lleva a cabo y tras muchas horas de trabajo y buena voluntad, las escritoras y amigas: Gloria Atar, Ana Beltrán, Paquita Fernández, Nuria Neida y Carmen Toral, dan a luz un hermoso libro de 51 cuentos diversos y con el estilo propio de cada una de sus coautoras.
En dos años, Paquita Fernández descansa mientras recopila y corrige poesías escritas en sus horas bajas, y las presenta en 2011 en un libro que titula «El vals de la vida». Elsa Hernández Baute, nuestra conocida poetisa y colaboradora del periódico El Día, escribió entre otros el siguiente comentario: Paquita Fernández posee la belleza de la palabra hecha sentimiento, porque está hecha con hilos de amor, de paciencia y de silencios.
» Mi padre, crítico literario y teatral en sus pocas horas libres, nos inculcó, a mis hermanos y a mí, la afición por la lectura. Desde muy pequeños, y dejados atrás los cuentos infantiles, Él controló lo que podía leerse o no, según nuestra edad y entendimiento, desde su amor por los libros y su extensa cultura autodidáctica, pero mi curiosidad y mi juventud, hicieron que me rebelara algunas veces para leer algunos de los libros prohibidos: Así escondí a Madame Bovary o a alguna otra heroína descarriada, entre mis libros de estudio. Así también leí a Corín Tellado, que me hacía llorar con sus melodramas, a escondidas de mi padre, que menospreciaba su literatura.
Esta novela corta, tal vez la última, ha sido como un canto a esa cantidad de amor que un corazón humano es capaz de repartir con la misma intensidad. Solamente los diferencia la manera de expresarlo”.

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